Durante el periodo entre 1924 y 1935 se encontraba frente a la parroquia, hoy basílica Nuestra Señora del Carmen, el sacerdote Juan M. Jacob. Las memorias que el cura plasmó, describen la profunda devoción de una población a quien es la patrona y fundadora de la ciudad de Nogoyá, la Virgen del Carmen.
En la narración sellada ante el papel, relata aquellas anécdotas que lo marcaron en su paso de campaña por el departamento Nogoyá en pleno enero. Como se estaba construyendo la iglesia y escaseaba el dinero, el cura junto con otros caballeros salió a pedir contribución. En un momento llegaron a una casa sencilla y humilde, y quienes lo acompañaban le dijeron que difícilmente podrían ayudar con algo pero el sacerdote dijo que eran sus feligreses y quiso saludarlos. Después de conversar con la familia, la señora del hogar se acercó y le dijo que sabía que estaba construyendo la iglesia, dándole un sobre pequeño con 20 pesos, hecho que lo sorprendió notablemente.
En otra de sus giras, llegaron a otra familia muy pobre y muy cristiana, en donde la señora le dijo que como no podía ayudar con dinero, mientras él realizaba la campaña, rezarían en familia tres rosarios para que Dios lo ayudara. Cuenta Jacob que aquella oración fue poderosísima pues ese día se recolectó más que nunca.
Además, recuerda sobre aquella familia con la cual ya se estaba despidiendo y sin pedir nada, el padre se levantó y le dijo a sus hijo: “A ver muchachos…a ver sus ahorritos”, refiriéndose a sus hijos que eran unos diez, entre varones y mujeres, que pusieron unos 65 centavos el más pequeño, otro 90 centavos y la emoción lo embargó.
El párroco lo afirma: “Así con la contribución de todos, de los ricos en primer lugar y también de los pobres, cuyo óbolo pesa tanto en la balanza de Dios, se pudo levantar el magnífico templo, del que Nogoyá se enorgullece con justicia”.
Cuando Jacob habla de los ricos se refiere a que las torres y el enaltecimiento del templo importaron 75.000 pesos, treinta mil de los cuales fueron donación testamentaria de Guillerma Vivanco de Gallino y su madre.
– Reescritura del Departamento de Prensa y Diseño de un fragmento de “Historia de Nogoyá” (1900-1930) del libro inédito de la profesora Silvina Cepeda.