Asigna los nombres de Obispo Enrique Angelelli y Padre Carlos Mujica a calles de la ciudad.
Ordenanza Nº922
VISTO: Que este Concejo Deliberante, en el transcurso de este período ha avanzado en la nominación de calles públicas; y
CONSIDERANDO: Que en el sector de la ciudad denominado Villa Ghiano con un importante grupo habitacional, y con familias con recursos limitados, han realizado con mucho esfuerzo la posibilidad de obtener su propia vivienda.
Que la Municipalidad de Nogoyá tiene proyectado y posibilidades concretas de realización de la extensión del gas natural.
Que ninguna de las calles públicas que se encuentran en dicho Barrio tiene su denominación se sugiere el nombre de Obispo Enrique Angelelli y del Padre Carlos Mujica, ya que ambos trabajaron fuertemente con los sectores más humildes del lugar desde donde realizaron su Acción pastoral.
Que el primero de ellos el 4 de Agosto pero del año 1976 en “un accidente automovilístico” fallece el Obispo de La Rioja Enrique Angelelli “llamado pelado” cariñosamente por su pueblo y mal llamado Obispo rojo por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional por sus luchas sociales.
Que Enrique Angelelli, fue hijo de italianos inmigrantes, nace en la ciudad de Córdoba. Entra al Seminario de Ntra. Sra. de Loreto a los 15 años de edad. En 1947 fue enviado a terminar sus estudios en el Colegio Pío Latino de Roma. Es ordenado presbítero allí, el 9 de octubre de 1949, a los 26 años, y continuó sus estudios de licenciatura en Derecho Canónico en la Pontifica Universidad Gregoriana. De regreso a Córdoba, en 1951, es nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia San José de barrio Alto Alberdi y capellán del Hospital Clínicas. Visita las villas miserias de Córdoba y asume como asesor de la JOC, Juventud Obrera Católica, con sed en la Capilla Cristo Obrero. Fue profesor de Derecho Canónico y Doctrina Social de la Iglesia en el Seminario Mayor y profesor de Teología en el Instituto Lumen Christi. El Papa Juan XXIII lo nombra Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba el 12 de diciembre de 1960, siendo consagrado el 12 de marzo de 1961. Fue rector del Seminario Mayor y como obispo auxiliar se involucró en los conflictos laborales gremiales (Fiat, IME, Municipales), y trabajó con otros sacerdotes para reconquistar un lugar para la Iglesia, causando que fuese resistido por el conservadorismo eclesial. En 1963 convoca a campañas de solidaridad para mitigar el hambre y el abandono de los desposeídos. En octubre de 1962 participa de la primera sesión del Concilio Vaticano Segundo, participó además de las dos últimas sesiones en 1964 y 1965. El 24 de agosto de 1968, asume como Obispo de Diócesis de La Rioja, en el noroeste de Argentina, al ser designado por el Papa Pablo VI. Lo que aparecía como el camino al ostracismo, se transformó en el escenario episcopal que movilizó a los amplios sectores riojanos sumidos en la postergación, promoviendo la formación de cooperativas de campesinos y alentando la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas. En La Rioja, Angelelli colaboró en crear sindicatos de mineros, trabajadores rurales y de domésticas, así como cooperativas de trabajo, de telares, fabricas de ladrillos, panaderos y para trabajar la tierra. Una de estas cooperativas solicitó la expropiación de un latifundio que había crecido a través de la apropiación de pequeñas parcelas porque sus propietarios no podían pagar sus deudas. Anuladas por el Congreso de la Nación las leyes que consagraban la impunidad, en el 2005 se reabrió la investigación judicial. En abril de 2009 se realizó una necropsia. El informe médico legal ratificó que la causa de la muerte fueron las múltiples fracturas del cráneo. Añadía una información que cierta prensa pretendió manipular para negar el homicidio. Al descartarse la presencia de proyectiles de armas de fuego, aspecto que nunca estuvo mencionado con evidencias en la causa, se quería abonar le tesis de un simple y casual accidente vial, descartando la intencionalidad del atentado. En el 2010, el Centro Tiempo Latinoamericano de Córdoba, la sobrina de monseñor María Elena Coseano, el obispado de La Rioja, las secretarías de Derechos Humanos de la Provincia y de la Nación y Arturo Pinto, como víctima sobreviviente, se constituyeron en querellantes en el juzgado federal de La Rioja. En la presentación ante el Juzgado Federal de La Rioja, se resumió el relato varias veces repetido por el P. Arturo Pinto, único testigo directo, mencionando que la camioneta que manejaba el obispo fue encerrada bruscamente por un Peugeot 404, en una maniobra que le provocó el vuelco. Y se solicitó la imputación de catorce militares y policías, encabezados por el dictador Jorge Videla y el entonces comandante del 3er. cuerpo del ejército Luciano Benjamín Menéndez, como responsables mediatos del crimen para que finalmente se llegue a la condena de los asesinos. El 2 de agosto de 2006, dos días antes del 30º Aniversario de su asesinato, el entonces Presidente de la Nación Argentina Néstor Kirchner firma un decreto declarando el 4 de agosto día nacional de duelo, dando un discurso en la Casa Rosada "conmemorando a los religiosos que fueron víctimas del terrorismo de Estado". Estela Barnes de Carlotto, de las Abuelas de Plaza de Mayo que escuchó misa en homenaje al Obispo Angelelli, expresó: "No quiero que Monseñor sea hecho una estampa. Él está vivo en nuestra memoria." El día del aniversario, el cardenal Jorge Bergoglio dio misa en la Catedral de La Rioja en memoria de Angelelli. En su homilía él dijo de Angelelli "removió piedras que cayeron sobre él por proclamar el Evangelio, y se empapó de su propia sangre", pero no hizo mención explícita de la participación de la dictadura en el crimen. Bergoglio sentenció con una de Tertuliano "[la] sangre de los mártires [es la] semilla de la Iglesia". Así, fue la 1ª palabra oficial de la Iglesia Argentina sobre Angelelli, y la primera vez que se lo invocaba mártir. Después de la misa, 2.000 personas (incluyendo al gobernador de La Rioja Ángel Maza) rindieron homenaje a Angelelli en Punta de los Llanos, donde se produjo el crimen. Angelelli formó parte, junto a Carlos Horacio Ponce de León, de Quilmes Jorge Novak , Jaime de Nevares de Neuquén y Miguel Hesayne de Viedma, del grupo de obispos que denunció más enérgicamente las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Este material bibliográfico, que fueron las palabras expresadas en el honorable recinto lo quise compartir con Ustedes, estimados colegas, porque es una de las tantas muertes que deben ser esclarecidas con verdad y justicia y que los responsables sean condenados y hoy en forma de proyecto las vuelvo a reiterar.
Que Enrique o el pelado fue fiel al evangelio y fiel a su pueblo y por eso lo mataron en momentos donde era más fácil callar, pero él prefirió ser coherente con su misión sacerdotal: de anunciar la buena nueva de Jesús y de denunciar las situaciones de injusticias para que aquellos que estaban oprimidos. Este fue el mensaje ayer hoy y lo será porque es el mensaje que nos dejó Jesús. Para finalizar recuerdo siempre una de sus tantas frases: “Hay que estar con un oído puesto en el Evangelio y el otro en el Pueblo”. Toda una frase para la reflexión y la acción de los que nos sentimos Iglesia, yo me siento Iglesia desde pequeño, pero consciente que tengo más miserias que grandezas.
Que Carlos Mujica (1930-1974), cuyo nombre completo era Carlos Francisco Sergio Mujica Echagüe fue un sacerdote católico argentino, vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970. La mayor parte de su labor comunitaria tomó lugar en la Villa 31, que extraoficialmente lleva su nombre. Fue el fundador de la parroquia Cristo Obrero. Nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue hijo de Adolfo Mujica fundador del Partido Conservador por el cual fue diputado durante el período 1938-1942 y Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Arturo Frondizi en 1961 y de Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires era uno de los siete hijos que tuvo el matrimonio. En 1954 comenzó a trabajar fervientemente en la asistencia de familias empobrecidas desde la parroquia de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos Aires, sintiéndose progresivamente cercano al movimiento político denominado peronismo y algunas ideas de Ernesto Che Guevara. Este mártir que sigue viviendo en el alma del pueblo, era de una inteligencia brillante, y podría haber optado a una carrera prometedora en el seno de la Iglesia. Hijo de una familia de clase alta, entregó su vida a los más humildes. Además de su tarea pastoral en la entonces llamada Villa del Puerto que entonces ocupaba los terrenos linderos al ferrocarril que rodeaban el edificio de depósito del Correo, en la década del 60 Mujica era asesor espiritual de la Juventud Estudiantil Católica del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Juventud Universitaria Católica de la Facultad de Medicina. Fiel a su concepción evangélica, Mujica jamás apoyó la lucha armada y siempre sostuvo arduas discusiones sobre ese punto con los jóvenes que orientaba. A diferencia de otros sacerdotes tercermundistas que dejaron la sotana por aquellos años y esbozaron una justificación teológica de la violencia revolucionaria pretendiendo asimilarla a un fenómeno natural e inevitable, Mujica quedó como una de las pocas voces que no se sumaron al coro de la guerrilla, entre ellos, el padre Carbone, asesor nacional de la JEC. En 1973, publica un libro llamado Peronismo y Cristianismo, que consistía en un compilado de distintos artículos de Mujica en los últimos años escritos para diversos medios gráficos. Prácticamente solo y consecuente con su militancia no violenta, Mujica acompañó a la gente de la villa del puerto en su éxodo a los complejos habitacionales que les cedieron para continuar con su tarea. Ya entrada la década del 70, toma una postura abiertamente crítica hacia Montoneros, marcando un creciente distanciamiento con su cúpula dirigente. El 7 de diciembre de 1973, el padre Carlos Mujica expresó públicamente al respecto: “Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados”. Debido a su "opción por los pobres" concretada en una activa militancia social y por su independencia política recibió críticas de todos los sectores y varias amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo. El 11 de mayo de 1974 fue emboscado cuando se disponía a subir a su automóvil Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de la calle Zelada 4771 en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa. En los días posteriores se plantearon dos hipótesis acerca de quiénes habían ejecutado el crimen. Algunas versiones, que según Martín De Biase marcaban la tendencia mayoritaria en ese momento, señalaban a la organización Montoneros y se apoyaban en las diferencias políticas que se sabía existían entre ellos. La organización difundió de inmediato un comunicado, publicado en los periódicos del 13 de mayo de 1974, en el cual reconocía que había tales diferencias pero negaba la autoría del hecho e imputaba el mismo a "las bandas armadas de derecha". Desde las páginas del periódico El Caudillo, claramente enrolado en la posición de López Rega, se insistió posteriormente en esa versión y poco después el propio Ministro de Bienestar Social bautizaba Presbítero Carlos Mujica un barrio recién construido en Ciudadela. Con el tiempo, la opinión mayoritaria se inclinó por imputar el crimen a la organización de derecha Alianza Anticomunista Argentina (La Triple A), orientada por el mencionado ministro. Según algunas versiones de testigos, el autor del hecho fue un individuo con bigotes, quien se cree que era Rodolfo Eduardo Almirón, cabecilla de dicha organización, baleándolo con varios disparos con una ametralladora Ingram MAC-10 que le afectaron seriamente el abdomen y el tórax, falleciendo a los pocos minutos al ser trasladado a un hospital cercano. Ese modelo de arma fue el frecuentemente utilizado en atentados por la Triple A. Es considerado por sus seguidores como un ejemplo de coherencia entre las ideas y la acción, y de fortaleza de fe, la cual trabajaba constantemente, instando a quienes le rodeaban a no claudicar e insistir en la oración y la entrega a Dios. Actualmente la tumba del Padre Mujica se encuentra en la capilla Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro. Esta breve reseña histórica extraída de distintos material bibliográfico, es en forma muy sintética el compromiso de dos hombres comprometidos con la cuestión social.
Que los dos fueron sacerdotes, los dos tuvieron una opción clara y definida por la opción preferencial y solidaria con los más necesitados, los dos fueron fieles al mensaje de Jesús entregando sus propias vidas por los demás. Me animo a decir que ellos, no estarían contentos por ver el nombre de ellos en alguna calle o plaza de nuestro país, pero es justo reconocimiento que en un Barrio que ellos hubieran trabajado hoy lleven algunas calles su nombre. Respetuosamente a mis estimados colegas solicito acompañen este proyecto.
Por ello:
EL HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE
DE LA MUNICIPALIDAD DE NOGOYA
SANCIONA CON FUERZA DE
ORDENANZA
Artículo 1º.- Denomínase con el nombre de Obispo Enrique Angelelli a la calle pública inmediata y paralela hacia el norte de calle Mitre comprendida entre calle La Paz y vías del ferrocarril.
Artículo 2.- Denomínase con el nombre de Padre Carlos Mujica a la calle pública inmediata y paralela hacia el norte a la que por esta misma Ordenanza se denomina Obispo Enrique Angelelli y que se encuentra comprendida entre la Ruta Nacional Nº12 y vías del Ferrocarril.
Artículo 3º.- El Departamento Ejecutivo deberá proceder a la señalización correspondiente.
Artículo 4º.- De forma.
Nogoyá, Sala de Sesiones, 10 de noviembre de 2.011.-
Aprobado por unanimidad en general y particular